Ama a tu cliente, como quisieras ser amado

¡Qué romántico suena! ¿Cierto? Ja...

...amar a tu cliente.

Seguro habrás escuchado a famosos especialistas del marketing internacional como Abrahams o Godin soltar esa frase y todos los que vienen después repitiendo como papagayos que debemos "amar a nuestros clientes".

Bien...

¿Sientes esa energía negativa que irradia de mis palabras? ¿Ese bajón emocional que está por venir?

Si no, entonces no estoy haciendo mi trabajo.

Porque sobre lo que hoy voy a escribir es una daga en el corazón para muchos emprendedores, sean novatos o ya con negocios formalizados que no son eficientes para con sus clientes, sin importar la índole, ni el tipo de negocio que tengan, porque aplica para todos, sí, PARA TODOS.

Voy a colocar toda esta introducción políticamente incorrecta en contexto.

Hace un par de semanas fui a una clínica odontológica por un problema dental, luego de la toma de radiografías, limpieza y demás, la doctora determinó que era necesario realizar un tratamiento.  Y sí que había que realizarlo porque no es nada divertido que sientas como si te cortaran la lengua cada vez que hablas, comes o tomas agua.

Acordamos en una fecha para realizarlo y finalmente deshacerme del problema.  Bien, lamentablemente dicha doctora, no podría hacerlo porque se requiere un especialista en ello, así que coordinamos el tratamiento con su socia, otra odontóloga.

Qué casualidad estimado, que se me ocurrió ir a la clínica la semana justo antes de los "malditos carnavales", ufff, y sí, te ofrezco disculpas por usar dicha palabra, que no me gusta, pero sí los "malditos carnavales" porque pareciera que en el país donde vivo es el premonitorio del fin del mundo, lo que se traduce en "todo puede esperar".

Y así fue, tuve que esperar, a los dos de la primera consulta recibo un mensaje donde me ofrecen disculpas porque la doctora "se va de viaje" y si hay complicaciones, no me va a atender.

Ok...

Bien, pensé, jmmmm, tiene razón, si me pasa algo quien me va curar, tendría que esperar a que culminen los cinco días.   Pensé, bien, tal vez me hubiesen avisado con tiempo y hubiese adelantado el tratamiento o no sé, buscado otro odontólogo que me diera solución rápido.... pero bueno, dejémoslo pasar, será para el próximo viernes; es decir, dentro de 7 días; es decir, mañana.

Tomando en cuenta que al momento es jueves, que las personas retomaron sus trabajos luego de cuatro días de juerga y "descanso", el día miércoles; es decir, ayer, se me prendió el bombillo y decidí tomar el teléfono y reconfirmar mi cita para el tratamiento del viernes.

Jaaaaa.....

¡Adivina!

La doctora sufrió un esguince en el pulgar y no me va a poder atender.  Uuyyy qué lamentable.

¿Cómo la vez cara de pez?  Me vieron la cara de idiota.

Mientras tanto mi lengua sigue sufriendo y mi ansiedad por el tratamiento llega a niveles intolerables; es decir, que ando a media máquina mentalmente solo de pensar que me van a hurgar la boca.

Es la segunda vez que me cancelan la cita, podrás imaginar la frustración tan terrible que tengo y ni que pensar, que el cuento del pulgar no me lo como, pero es que ni con salsa de tomate.

En resumen, tengo que esperar otro semana hasta que la doctora se recupere de lo que sea que le haya causado los carnavales (sí, me refiero a la esguince del pulgar).

El asunto ya está en contexto, así que resumo:

  • No creo el cuento ese de la esguince del pulgar
  • Tengo que esperar más tiempo mientras tanto mi lengua sufre.
  • Mi ansiedad es terrible, confieso que soy un cobarde para los menesteres dentales.

Sí, lo sé, dirán, pero porque no vas dónde otro dentista:  ¡Hey! Si supieras la respuestas que me dieron otras clínicas, te caerías para atrás.

Todo esto ha sido terrible, pero me ha dado una gran lección, mejor dicho, una de las mejores lecciones de vida que he recibido:  Ama a tu cliente, como tu quieres ser amado.

Sí, ponte en su lugar, piensa las consecuencias que tendrás al retrasar la entrega de un servicio o entregar un producto de mala calidad o que no cumple con las expectativas que le has prometido a tu cliente, porque te fuiste de juerga o porque preferiste ahorrar costos para hacer un par de pesos más, etc..

Amar a tu cliente significa darle más valor por lo que está pagando y cumplirle a tiempo, sí a tiempo.

Si tienes un negocio que está experimentando problemas, porque no consigues que tus clientes regresen o que estos te refieran más clientes, deberías analizar seriamente si el servicio que estás dando es óptimo, si estás cumpliendo con las expectativas y sobre todo si estás poniendo por delante los intereses de tus clientes y no el tuyo.

Ok.

Mi idea no es crucificar a nadie por una mala experiencia.  Porque precisamente por eso he decidido escribir sobre esto que estoy pasando.

Ha sido un jamaqueo tremendo que me ha hecho entender por qué es tan importante amar a cada cliente que tengo.  Aspirar a la perfección y entender que atender con una sonrisa de buena onda no es nada sin la integridad en el servicio o en el cumplimiento de la promesa de valor.

Desde hoy me he prometido, ser excepcional en el cumplimiento y entrega a todos mis clientes.  Quiero tratar a mi cliente, como yo quisiera ser tratado como cliente.  Punto.

¡Y espero que tu también lo hagas!

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